18/4/2016 Madrid - León - La Robla



Despierto desde las 4:30h con la emoción habitual del primer día.

Viendo amanecer desde el tren

Contento porque Isa tuvo ayer el detalle de sacar la mochila cuando veíamos que no era el mejor momento de volver al Camino. O sí.


Como dice Guillermo, esto es cerrar el círculo virtuoso que empezó el pasado julio y ha sido un año sabático.


Al lío. Aunque llega el tren a León a las 9:30h, no empiezo a andar hasta las 12h. Mientras tanto gestiones y últimos detalles sobre el terreno. No he tenido tiempo de prepararlo, la decisión de venir fue ayer a eso de las 17h.

Primeros pasos sobre tierra, el asfalto queda atrás

Hablo con unos y con otros y la conclusión que saco es que son 27 Kms llanitos. Error. Leyendo con detalle la guía de José Antonio "Ender", resulta que es la más dura, y más si se llega a las 19:30h.


El clima ha sido estupendo, todo el día en manga corta. Igual la señalización: no te sientes perdido (o solo) en ningún momento.


Buzón para peregrinos, sirve también de botiquín

Por lo demás, sube y baja, y son los pies los que reciben toda la presión. También mucha agua en el Camino. El sol habrá ayudado a reducir charcos (todo el ancho de la vía) y barro.



Paro a comer en Cabanillas. Desierto

Al llegar conozco a Andreu, y luego viene José Antonio a invitarnos a unas cañas, lo que faltaba.



 Ceno solo, con calma y un chupito de bourbon. Whatsappeo un rato, ¡Javier ha aprobado el teórico!

19/4/2016 La Robla - Poladura de la Tercia



Igual que terminaba el Camino el verano pasado, con 27 Kms y encontrándome realmente mal, hasta casi caerme, así comencé este.


Después de escribir las notas en la cena de ayer, empecé a sentirme mal. Como pude llegué al baño. No atinaba a alcanzar el interruptor de la luz.
En un rato, recuperado.


Hoy ya es otro día. Como predicen agua, lo tomo con calma y hablo con Andreu para coincidir en las tortillas de El Buen Suceso.





Bajo un puente del tren


Luego, charlando, vamos pasando pueblos hasta llegar a Buiza, donde arranca una subida dura hacia las Forcadas de San Antón.



Hay que ir parando a recuperar. La cuesta nos va mostrando sitios cada vez más espectaculares, y eso hay que inmortalizarlo. Así, entre foto y foto vamos avanzando y descansando, empapándonos del paisaje.





Llegando a la cima hay que abrigarse, el viento añade otra dimensión a la experiencia. La bajada entre neveros se pasa volando, el Camino se convierte en un arroyo con agua del deshielo.




El agua hace del Camino su cauce

Primeras nieves. No sabíamos hasta dónde estarían con nosotros ni hasta dónde terminaríamos de ellas

En un paseo estamos en Poladura de la Tercia. Caemos en que desde la tortilla de las 11h no hemos comido nada serio, salvo fruta y calóricos. La cena es a las 19:30h, que nos traemos al albergue, todavía frío (un radiador eléctrico y un calefactor son poca cosa).









Todo era un charco inmenso


Empezó a llover justo cuando llegamos.


Mientras escribo se está terminando de secar la ropa, y no, no la he lavado.
Como suele pasar, durante la caminata tengo pensamientos que me llaman la atención y que luego no consigo recordar para estas notas.


Ya es de noche y las nubes están cubriendo las montañas que nos rodean.

20/4/2016 Poladura de la Tercia - Pajares



Previsión de lluvias al menos durante toda la mañana. Las opciones son 14Km o 31Km. No hace falta darse una paliza, ni andar solo por la montaña. Con este clima es desaconsejable, aparte de los buenos ratos que se pierden caminando con otros peregrinos. En este caso, Andreu.



Con calma hacemos las mochilas esperando que escampe un poco, pero nada, a colocarse bien el poncho, los guantes, la cámara, los bastones, las polainas y a salir a la aventura. Nos han asegurado que vamos a encontrar bastante nieve.



Las primeras rampas nos hacen coger altura y vamos descubriendo paisajes cada vez más bonitos. Las manchas de nieve son frecuentes y van aumentando. Esto hace más llevadera la fatiga.


Como si fuera un paraguas, abajo a la izquierda la Cruz de San Salvador

Y el agua que no deja de caer. Entre esto y el deshielo vamos ascendiendo por un manto de agua sobre la hierba, las piedras y el barro.




Sabemos que no tendremos muchas oportunidades de parar a descansar, supondría empaparse ya que por ahí arriba no hay cobijos ni apenas árboles para resguardarse (ni masajistas). Aprovechamos hacer una foto de vez en cuando para coger aliento y un poco de chocolate.

En la Cruz de San Salvador pensamos que hemos superado el tramo más exigente


Tocamos varias cumbres, ahí el viento pega duro. La lluvia se te mete en la cara porque cae casi horizontal, menos de 30º respecto al suelo.


Ya bajando, Andreu se escurre, acudo a ayudarlo a levantarse y caigo yo también, nada serio, el culo mojado. Pero él se ha torcido la rodilla. De momento no le da importancia.

Agua por todas partes. La hierba, el barro y la pendiente obligan a bajar el ritmo





No sabemos cuántos kilómetros llevamos ni cuánto tiempo. Esto es duro. Nos acordamos de los otros peregrinos que pasaron hace un par de semanas y sufrieron más de la cuenta. Las conversaciones nos ayudan a seguir adelante, no dejamos de comentar la locura que hubiera sido hacer este tramo en solitario.


Atravesar un nevero ya no tiene mayor importancia pero sí los arroyos que bajan llenos de fuerza y ensanchando los cauces sin pedir permiso.


En un punto vemos que no hay forma de cruzar: donde no es profundo es demasiado ancho como para que no se te llenen las botas de agua en el intento.


Localizo un estrecho que, previo salto, nos dejaría al otro lado. Pero la rodilla de Andreu no está para esas alegrías. Pasado un rato hemos descartado todas las alternativas (incluso intentar llegar a otro pueblo que vimos a lo lejos kilómetros atrás) y no queda más remedio que probar con el salto. Lo consigue a costa de dañar más la pierna.

Los pies terminan helados


El resto de la etapa lo hacemos despacio. Paró de llover, pasamos por pueblos abandonados y paisajes espectaculares. Conseguimos llegar a Pajares a las 18h, sin haber parado a comer. Unas fabes con fideos ¿? servirán para recuperar energías y ofrecernos una digestión complicada. Son las 3:15h, a ver si me duermo de una vez.


Marisa, hospitalera incombustible

Vistas desde el albergue